En el oscuro y misterioso mundo de los crímenes y las conspiraciones, pocos nombres resuenan con la misma intensidad que el de Ángel Cabrera Batista, conocido como «El Rubio». Su vida está envuelta en un aura de secretos y peligro, y su historia es digna de una película de Hollywood. Hoy, desentrañamos la verdadera narrativa detrás de este personaje enigmático que ha dejado su huella en el imaginario colectivo.
Hace algo más de 34 años, El 14 de agosto de 1989, Ángel Cabrera Batista, conocido como «El Rubio», se entregó a la justicia después de permanecer prófugo durante 13 años. Su nombre se relaciona con el secuestro y asesinato del empresario tabaquero Eufemiano Fuentes en 1976, un suceso que dejó una huella imborrable en la Transición a la democracia en Gran Canaria. La historia de «El Rubio» ha sido mitificada y cuestionada, generando un aura de misterio y especulación que perdura hasta el día de hoy.
La trama se remonta a la madrugada del 2 de junio de 1976, cuando Eufemiano Fuentes y su esposa Antonia Naranjo dormían en su mansión de Las Meleguinas, en Santa Brígida. En un giro siniestro de los acontecimientos, un intruso entró en su dormitorio. Según el relato de Antonia Naranjo, un disparo la despertó, y se encontró con un individuo armado que encañonaba a su marido y que le ordenó acompañarlo.
Desde ese momento nunca más se supo del paradero de Eufemiano Fuentes. El secuestro conmocionó a la comunidad canaria y desencadenó una cacería implacable de «El Rubio». Sin embargo, esta búsqueda tuvo consecuencias devastadoras. En un enfrentamiento en Hoya de San Juan, Arucas, el subinspector Rey Mariño perdió la vida a manos, supuestamente, de Cabrera Batista, y otros agentes resultaron heridos en diversas operaciones. Además, la confusión llevó al asesinato de un hombre inocente en Tenerife, ya que la policía creyó que era el fugitivo más buscado del momento. Cada uno de los implicados fue condenado a dos años de prisión por esta tragedia colateral.
La familia de Cabrera Batista sufrió indirectamente su persecusión, con su padre detenido por cómplice, y su hermana buscada por la policía, que huyó a los países nórdicos, después de una fuga de la propia comisaría aprovechando la confusión, tras acusar a un agente de un intento de violación.
El proceso judicial contra «El Rubio» se llevó a cabo el 15 de octubre de 1990, con una gran expectación mediática y social. Sin embargo, Ángel Cabrera Batista mantuvo un inquebrantable silencio y se negó a identificarse ante el juez. La única palabra que pronunció durante la sesión fue un breve «No, gracias» cuando se le ofreció la oportunidad de tomar asiento. Los rumores y las especulaciones sobre lo que realmente sucedió en 1976 persistieron, ya que «El Rubio» se llevó sus secretos a la tumba, tras su fallecimiento en 2005 aquejado de un cáncer.
La sentencia se anunció una semana después, el 23 de octubre, con una condena inicial de 12 años de prisión, una decisión que no gustó a ninguna de las partes involucradas. La acusación pública y la privada consideraron que la condena era insuficiente, mientras que la defensa la vio como excesiva. Posteriormente, la pena se incrementó a 34 años y un día, aunque finalmente quedó reducida a 10 años. A pesar de su liberación anticipada debido a problemas de salud, «El Rubio» habría permanecido en prisión durante cuatro años más si hubiera sobrevivido.
La leyenda de Ángel Cabrera Batista, «El Rubio», continúa generando debate y especulación. Algunos sostienen que Eufemiano Fuentes simuló su propio secuestro como una ardid para proteger su posición en tras la dictadura y los tiempos de cambio en 1976, mientras que otros creen que «El Rubio» fue un chivo expiatorio en una trama mucho más amplia que involucraba a múltiples personas.
Otras opiniones lo situaban cercano a movimientos independentistas de la época y la posibilidad de que hubiera sido un secuestro político. Como también se aventuró la posibilidad de que participara en el falso secuestro siendo cómplice del propio Eufemiano Fuentes.
Algunas personas de su familia han mantenido durante mucho tiempo las dudas, e incluso la negación, de que El Rubio fuera el responsable de este secuestro
Los misterios que rodean este enigma continúan sin resolverse, y la figura de «El Rubio» perdura como un símbolo de intriga y especulación en la historia criminal de Canarias.